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42 años bajo agua negra: así trabaja el buzo de México

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Con más de cuatro décadas sumergido en aguas contaminadas, Cu limpia rejillas, compuertas y bombas para evitar inundaciones en la capital. Su labor ocurre en completa penumbra y riesgo extremo.

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Lluvias e inundaciones: el contexto nocivo

Las intensas lluvias de los últimos meses han generado un grave desafío en la Ciudad de México: el sistema de drenaje colapsa ante el volumen de agua y la basura que se infiltra en alcantarillas. Esta problemática no es nueva, pero cada temporada hidrometeorológica la agrava. En ese escenario, emerge una figura singular: Julio César Cu, quien se ha convertido en el único buzo de aguas negras reconocido en el mundo, dedicado a mitigar los efectos del colapso hidráulico en la capital.

Una decisión inesperada que se volvió destino

Lo que empezó como una labor temporal de “tres meses”, hace ahora 42 años, se transformó en una vocación de vida para Cu. Con 64 años de edad, continúa descendiendo a las profundidades del drenaje para realizar tareas que el ojo urbano nunca ve.

Trabajo a ciegas y comunicaciones vitales

Al entrar al agua contaminada, a apenas diez centímetros de profundidad, Julio pierde por completo la visibilidad. Debe guiarse por el tacto y la comunicación constante con la superficie. “Trabajo totalmente a ciegas”, narra.

La operación exige un equipo especializado: un traje hermético de una pieza (excepto manos, cubiertas por guantes sensibles), una escafandra con audífonos y micrófono, y un “cordón umbilical” que le provee oxígeno y datos desde tierra.

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Tareas y peligros bajo el agua

Las principales labores incluyen el mantenimiento de rejillas, la limpieza y reparación de compuertas y bombas que colapsan por objetos como llantas, troncos o electrodomésticos arrojados al drenaje.

No obstante, el riesgo es constante: clavos, vidrios, maderas o restos metálicos pueden perforar el traje. En zonas con pendientes o durante lluvias, el golpe súbito del agua puede causar rupturas del cordón umbilical o atrapamientos.

Además, Cu ha participado en rescates o apoyos forenses cuando personas caen al drenaje, colaborando con cuerpos de emergencia supervisados por la Fiscalía General de Justicia y otras instancias.

La basura: enemiga constante de la infraestructura y la ciudad

Cu advierte que la principal causa de colapso es la basura que se arroja a la calle y termina obstruyendo el sistema de drenaje. “No tires la basura al drenaje”, insiste constantemente. Si bien su equipo hace lo posible, la magnitud de los residuos supera esfuerzos individuales.

Este descuido no solo dificulta su labor, también deja a la ciudad vulnerable a inundaciones masivas que afectan viviendas, vialidades y servicios públicos.

Un relevo sin sucesores

Tras más de cuatro décadas, Julio reconoce que no hay alguien que quiera continuar este trabajo. “No hemos encontrado a nadie”, admite.

A pesar de ello, dice que lo hace con pasión: salir de cada inmersión satisface un sentido de misión.

Desafíos institucionales y de reconocimiento

Aunque su labor es ampliamente documentada por medios, no está libre de obstáculos: la exposición al riesgo, la falta de protección formal y la ausencia de relevo humano son desafíos que podrían comprometer la continuidad de esta tarea esencial.

El Congreso de la Ciudad de México ha propuesto reconocer su trayectoria, como ocurrió en 2022, cuando se destacó que Cu contaba con 39 años de servicio en el Sistema de Aguas de la CDMX (SACMEX).

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Entre lo visible y lo invisible

En un país donde los grandes proyectos hidráulicos, como el Túnel Emisor Oriente, buscan aliviar las cargas del drenaje profundo, subsisten realidades humanas invisibles que sostienen el funcionamiento diario de la ciudad.

La historia de Julio César Cu recuerda que detrás de cada inundación evitada está alguien que se adentra en lo oscuro para defender el bienestar colectivo.

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